Debemos decirlo con toda responsabilidad: sólo la movilización popular puede hacer aterrizar las ilusiones gubernamentales de una paz sin cambios democráticos que ataquen las causas profundas de la guerra. El enorme descontento popular expresa el movimiento real de las fuerzas sociales en trance de despertar. Por lo pronto, los debates con presencia popular han empezado a diseñar un nuevo modelo económico y social rural, compatible con la paz y con la democratización del Estado y de la Sociedad. Delinean una utilísima plataforma de lucha por la reforma agraria y la democratización económica contra la aterradora desigualdad que sustenta y reproduce el modelo neoliberal dominante.
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